Nuestro patio es el corazón de La Quinta Roja. Un pequeño oasis que invita a desconectar arrullado por el relajante sonido del agua y el frescor de la vegetación que te rodea.
En sus cómodas zonas de estar disfrutarás de un rato de lectura, de un café antes de salir de excursión, del aperitivo antes de la cena, o de una copa para despedir el día.
Nuestro patio es el corazón de La Quinta Roja. Un pequeño oasis que invita a desconectar arrullado por el relajante sonido del agua y el frescor de la vegetación que te rodea.
En sus cómodas zonas de estar disfrutarás de un rato de lectura, de un café antes de salir de excursión, del aperitivo antes de la cena, o de una copa para despedir el día.
Una escalera de piedra de cantería nos lleva hasta la primera planta de la casa, la que fuera la zona noble, donde vivían el Marqués de la Quinta Roja y su familia.
La galería original ha llegado en perfecto estado a nuestros días, gracias a la cuidada rehabilitación que le devolvió todo su esplendor. Regálate el placer de caminar descalzo sobre sus maderas centenarias y relájate contemplando el verdor del patio desde su balconada.
Una escalera de piedra de cantería nos lleva hasta la primera planta de la casa, la que fuera la zona noble, donde vivían el Marqués de la Quinta Roja y su familia.
La galería original ha llegado en perfecto estado a nuestros días, gracias a la cuidada rehabilitación que le devolvió todo su esplendor. Regálate el placer de caminar descalzo sobre sus maderas centenarias y relájate contemplando el verdor del patio desde su balconada.
Uno de los lugares más singulares de esta casa que nos habla de su historia.
En la época en la que el Puerto de Garachico era el más importante de la isla, los comerciantes vigilaban la llegada de los barcos -que venían de América y África- para ser los primeros en llegar al puerto a abastecerlos.
El Marqués de la Quinta Roja tenía el privilegio de otearlos desde este aljimez. Ahora, este mirador, es el rincón favorito de nuestros huéspedes para disfrutar de la tranquilidad y las vistas.
Uno de los lugares más singulares de esta casa que nos habla de su historia.
En la época en la que el Puerto de Garachico era el más importante de la isla, los comerciantes vigilaban la llegada de los barcos -que venían de América y África- para ser los primeros en llegar al puerto a abastecerlos. El Marqués de la Quinta Roja tenía el privilegio de otearlos desde este aljimez. Ahora, este mirador, es el rincón favorito de nuestros huéspedes para disfrutar de la tranquilidad y las vistas.
En la azotea de la parte nueva del hotel encontrarás espacio en el relajarte al sol, refrescarte en su ducha de exterior, o hacer un poco de ejercicio contemplando las montañas, el mar y la torre de la Iglesia de Santa Ana.
Un espacio de desconexión bajo el sol.
En la azotea de la parte nueva del hotel encontrarás espacio en el relajarte al sol,
refrescarte en su ducha de exterior, o hacer un poco de ejercicio contemplando las montañas, el mar y la torre de la Iglesia de Santa Ana. Un espacio de desconexión bajo el sol.